¿Por qué el semáforo nutricional del gobierno da una mala nota al aceite de oliva y al jamón serrano?

El jamón serrano y el Nutri-Score se han convertido en un tema de discusión y polémica en España. Sobre todo, cuando a alimentos como este y el aceite de oliva se refiere.

Si bien estos no son los únicos sectores inconformes con el sistema nutricional de etiquetado, son dos de los grandes afectados, junto a sus consumidores.

Nutri-Score, ¿funciona para los todos los alimentos?

Lo primero que debes saber sobre este es que es un sistema de etiquetado con fines nutricionales, para aquellos productos procesados y envasados con más de 25 cm2. Por ello, no es apto para los siguientes productos:

Alimentos frescos, como las carnes y frutas.

Bebidas alcohólicas.

Infusiones, té y café.

Productos que posean un solo ingrediente, como la miel, mientras no estén procesados.

Este etiquetado y clasificación considera la proporción de sodio, calorías, grasas saturadas y azúcares presentes en los alimentos por cada 100 mililitros o gramos de producto. Otorgando así, puntos positivos o negativos en relación con sus compuestos.

Además, es mostrado en un gráfico de 5 elementos divididos en un semáforo nutricional. Es decir, por color, del verde al rojo, y con una letra asignada, de la A hasta la E.

¿El jamón serrano busca seguir el camino del aceite de oliva?

Con el Nutri-Score el aceite de oliva alcanzó una categorización amarilla de letra C, al igual que otros aceites vegetales menos beneficiosos para la salud, como el de girasol. Esto se debe a que, dicho semáforo nutricional, simplifica la información y no considera datos relacionados con el tipo de grasas o compuestos de menor presencia, pero significativos nutricionalmente hablando.

Por ello, y luego de ciertas acciones para defender el valor del aceite de oliva, sobre todo como alimento fundamental dentro de la dieta Mediterránea y española, este quedo exento de llevar el etiquetado Nutri-Score.

El jamón serrano, así como los embutidos y los conocidos jamones ibéricos, tampoco están muy bien parados en este sistema de etiquetado. Ubicándose entre la D y la E (anaranjado y rojo) debido a su combinación de sal y grasa.

Y, aun con diversidad de estudios que aseguran la cardiosalubridad en estos alimentos, así como las dietas basadas en ellos, todavía existen ciertas reservas. Además, con esta valoración poco favorable, productores y afines al sector del ibérico y el jamón pueden verse afectados con su aplicación.

En este sentido, el jamón serrano y los productos ibéricos buscan seguir el camino de salida del Nutri-Score, tal y como lo consiguiera el aceite de oliva. Si bien, esto no es una solución a los fallos o faltas en el sistema de semáforo y etiquetado, es una alternativa inmediata para estos sectores.

¿Qué no tiene en cuenta el semáforo nutricional sobre el jamón serrano?

Uno de los “fallos” en este sistema de etiquetado nutricional es que no considera la calidad, procedencia ni grado de procesamiento de los alimentos ni las proteínas en ellos.

Aunado a esto, deja de lado la diferencia entre la calidad y cantidad de las grasas presentes. Tampoco examina el valor esencial de vitaminas, minerales y otros compuestos significativos en la nutrición.

Y, por si fuera poco, solo evalúa la cantidad de los nutrientes por separado en cada ingrediente y no es su conjunto. De esta manera, puede decirse que el Nutri-Score no tiene en cuenta lo siguiente, cuando del jamón se trata.

Estos jamones son parte fundamental y tradicional de la cultura española y son productos que ya cumplen con una serie de condiciones que garantizan su calidad. No pudiéndose reformular al formar parte del patrimonio gastronómico del país.

El contenido de proteínas presentes en estos alimentos ostenta un alto valor nutricional, imprescindible para el estado de bienestar y salud.

El jamón serrano y las piezas ibéricas son ricas en vitaminas y minerales.

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